15.07.20 Resumen del Excelente Trabajo del Licenciado Héctor L. GIULIANO
sobre Hjalmar Schacht y Letras MEFO para REACTIVACIÓN ECONÓMICA
del MILAGRO ALEMÁN 1933-1938
El Dr. Hjalmar Schacht (1877-1970) fue Ministro de Economía de la Alemania Nazi entre Agosto de 1934 y Noviembre de 1937 y también, simultáneamente, presidente del Reichsbank – Banco Central – entre 1933 y 1939.
Organizó el financiamiento de los programas de Obras Públicas y el Rearme, y como resultado de ello surgió la experiencia de las Letras de Cambio (LC) MEFO.
CONTEXTO DE LAS MEFO.
Para reactivar la economía y solucionar el problema del paro en Alemania se diseñaron rápidamente planes de construcción de obras públicas e infraestructura con gran ocupación de mano de obra: carreteras (Autobahn), ferrocarriles, represas, modernización industrial, desarrollo de productos sustitutivos de importaciones, etc.
Tenía tres restricciones muy fuertes: No se podía apelar a ninguna de las tres fuentes clásicas de financiamiento del Estado: Impuestos, Moneda ni Deuda.
La idea de Schacht, la experiencia MEFO: la emisión de Letras de Cambio (LC) – instrumentos financieros de corto plazo pero renovables – para aplicarlas al financiamiento de Obras Públicas y al Rearme; letras que eran de circulación paralela al dinero efectivo, como forma limitada de expansión de los medios de pago y como sustituto de Deuda Pública formal a largo plazo.
OPERATORIA MEFO.
MEFO significaba Metallurgische Forschungsgesellschaft o también Metallwirtschaftliche Forschungsgesellschaft GmbH, algo así como Sociedad para la investigación metalúrgica o compañía para la investigación de la economía de los metales. Y las MEFO-Wechsel eran las letras emitidas como obligaciones de dicha sociedad.
La MEFO era una sociedad anónima sin existencia física propiamente dicha, había sido fundada con un capital de sólo 1.0 Millón de Marcos (MM) – a instancias del gobierno nazi – y estaba constituida por algunas de las más grandes empresas alemanas, como Krupp, Siemens, Gutehoffnungshuette, Rheinmetall y otras.
El gobierno garantizaba todas las deudas de esta pequeña sociedad. La MEFO efectuaba los pedidos de trabajos o armamento – en lugar del Gobierno – y luego pagaba a los proveedores y/o contratistas del Estado con letras de la empresa que tenían tres meses de plazo pero eran descontables en forma directa en el Reichsbank – o por redescuento vía bancos – hasta los 5 años, de modo que al final quien realmente pagaba era efectivamente el Estado.
La clave de estos efectos o instrumentos financieros residía, sin embargo, en que el Banco Central garantizaba la conversión de las letras en dinero efectivo a quien las presentase al cobro pero la mayoría de los tenedores de las MEFO no se apresuraban a cambiarlas porque en esa época había liquidez de corto plazo en Alemania, las letras eran rentables porque pagaban un interés nominal del 4 % anual (con estabilidad monetaria) y la posibilidad de canje estaba siempre abierta por la garantía del Estado a través del Reichsbank.
Estos hechos dieron lugar a que las letras MEFO circulasen también como instrumento de pago transmisible, a modo de cuasi-moneda o dinero paralelo, aliviando la emisión de marcos-billete.
El Reichsbank no necesitó imprimir grandes sumas de dinero para afrontar el descuento de estas obligaciones porque durante la existencia de las MEFO – unos 4 años, entre 1934 y 1938 – se emitieron títulos de este tipo por 12.000 MM y sólo se presentaron al cobro ante el banco central valores por 6.000 MM; la otra mitad fue circulando y absorbida por el Mercado, hasta que se produjo su rescate final por reestructuración a partir de 1939.
De hecho, las letras MEFO se usaron principalmente para el financiamiento de la construcción de autopistas, la expansión de la red ferroviaria, la construcción de represas y el aumento de la producción industrial, que tenían un doble propósito, civil y militar.
El sistema de letras se convirtió de esta manera en una fuente renovable de financiamiento a corto plazo a través de la cual el gobierno podía pagar a las industrias en general y a las de armamento en particular.
Su condición de título de renta fija, por otra parte, hacía que no sólo sustituyeran el uso de dinero en efectivo sino que, a la vez, se convirtieran en inversiones financieras de corto plazo.
IDEAS MONETARIAS DE SCHACHT.
Schacht partía de la base que no toda emisión monetaria tiene efectos inflacionarios y que el aumento de capital puede ser realizado mediante la creación de dinero.
La diferencia reside en que el Dinero es un medio de cambio mientras que el Capital está constituido por bienes reales de producción, materias primas, herramientas, maquinarias e instalaciones.
En la Economía Capitalista el Dinero se transforma en Capital y así la acumulación de Capital es acumulación de Dinero – Capital Financiero – entendido éste, a su vez, como moneda con respaldo en metálico (oro).
En cambio, Schacht pensaba en términos de Capital Físico o Productivo – Capital Económico – donde el valor del dinero no depende de su respaldo en metal sino de la proporción que guarde la cantidad de moneda con los bienes que se producen en la Economía y que están determinados, en última instancia, por la idea del valor-trabajo.
Si el dinero deja de tener entidad, como un fin en sí mismo, asimilado al concepto de capital, y se transforma en cambio en lo que es por su esencia, un medio de pago, recupera entonces su independencia de la Finanza y puede convertirse en un factor previo y determinante de la Producción.
De allí la idea que la financiación de inversiones públicas con crédito bancario de corto plazo – letras de trabajo – no tendría efecto inflacionario porque un aumento de la circulación monetaria simultáneo con el aumento de la producción de bienes no provocaría desequilibrios con su impulso inicial si el mismo se daba en el marco de un rápido ajuste de la producción a la base monetaria.
El enfoque económico tradicional sostenía la secuencia Trabajo-Capital-Dinero, es decir, que el Trabajo produce Capital y el Capital produce Dinero.
Schacht propuso, en cambio, que la creación de Dinero puede convertirse en Capital y que ello redundará en Trabajo, según el destino cualitativo de la inversión, es decir, si los fondos de ese dinero van orientados a la Producción.
Dicho con otras palabras: creando Dinero se pueden financiar inversiones de Capital y como resultado de estas inversiones se genera Empleo o Trabajo.
Sostenía, por ende, que un aumento de la circulación monetaria no tiene efectos inflacionarios si ese incremento se produce simultáneamente con el aumento en la producción y circulación de bienes, al garantizar que los medios de pago que se ponían en movimiento correspondían al financiamiento de los bienes de producción que eran su correlato.
Por eso decía que para que exista estabilidad monetaria el dinero circulante debe guardar una relación proporcionada con la cantidad de bienes y servicios producidos en un país.
Pero ocurre que, frente a ese planteo, las modernas técnicas de suministro de Capital que hacen posible tal incremento de la producción – ya sea en forma de ahorro, crédito o participación – usualmente se realizan por vía del Dinero.
Este hecho constituye el fundamento básico de la banca moderna dado que la acumulación de capital se produce casi siempre en forma de dinero.
Y este dinero da lugar al préstamo o mutuo con interés, que se potencia a través del multiplicador bancario (derivado del sistema de reserva fraccionaria) y así se amplifica la disponibilidad de más dinero por vía del crédito.
De esta forma, en principio, todo fuerte aumento del crédito tiene también efectos inflacionarios al inyectar dinero en la Economía dado el desfase entre el momento de la emisión de dinero y el momento de la obtención de resultados en la producción, con el consiguiente peligro para la estabilidad monetaria de tener inflación por vía del crédito.
Si esos fondos se canalizan a la actividad productiva, sin embargo, el aumento de la elaboración y circulación de bienes – según Schacht – tenderá rápidamente a un nuevo equilibrio entre la masa monetaria y el volumen de la producción resultante de ese financiamiento; aunque ello no salva necesariamente el problema del desfase citado (la disponibilidad de grandes medios de pago antes de contar con el resultado del aumento de la producción).
Sin complicar más la cosa aquí con el problema del costo financiero de las amortizaciones de capital y el pago de intereses en el caso de la Deuda Pública directa, que las letras evitaban.
La utilización transitoria de letras de muy corto plazo por parte del Estado – aunque renovables – obviaba así, a la vez, el problema de la emisión de moneda y el problema del aumento del crédito público.
APLICACIÓN DEL ESQUEMA DE SCHACHT.
El desafío de implementar un sistema de esta naturaleza devenía así formulado aunque las cantidades emitidas de letras – como la impresión de dinero – siempre estuvieron limitadas de hecho para no generar inflación.
Las letras de trabajo se convirtieron entonces en un instrumento intermedio entre la emisión monetaria y la toma de Deuda Pública.
Cuando se planteó en Alemania (en 1933) la eliminación del desempleo masivo – provocado por la Gran Depresión y la crisis en el pago de las Reparaciones – se temió el efecto inflacionario de los planes de reactivación, ya sea por aumento de la cantidad de moneda como por aumento del volumen del crédito.
Pero esto se evitó implementando las nuevas ideas citadas sobre letras que circularan como cuasi-moneda o moneda paralela, no como dinero directo.
Tales ideas, por otra parte, ya habían tenido precedentes prácticos en administraciones anteriores al gobierno nazi, y fueron tipificadas genéricamente como “letras de trabajo”, que fue el caso de las OFFA y de las MEFO.
Lo que se logró así fue que, en tales circunstancias, el Reichsbank proveyera dinero nuevo a la economía alemana vía crédito amplio de corto plazo – a modo de circulante paralelo – y que ello no tuviera efectos inflacionarios porque la producción de bienes crecía rápidamente en proporción al aumento de la cantidad de moneda sin poner en circulación grandes sumas de dinero sino de letras.
En su momento, para definir este método se usó la palabra “pre financiamiento” (vorfinanzierung), con lo que se lograba la inversión de la secuencia clásica capital-trabajo-dinero por la de dinero-capital-trabajo enunciada por Schacht.
La nueva concepción del Crédito y la Moneda de Schacht buscaba con ello la movilización de factores inactivos por el paro sin producir inflación.
En síntesis:
Las Letras de Trabajo, como instrumentos indirectos de pago por parte del Estado, dieron respuesta a las necesidades de financiamiento de Obras Públicas y también del Rearme.
La clave residía en que las letras eran de circulación válida como moneda paralela – con valor cancelatorio en el sector privado – y a la vez eran descontables en el Reichsbank; pero esta segunda variante no se utilizaba en su totalidad, siendo así que sólo la mitad de las MEFO se presentaban al cobro.
El hecho que fuesen aceptadas como instrumento de pago a la par (requisito elemental para que toda cuasi-moneda no sufra licuación contra su valor nominal) y que los tenedores tuviesen confianza en el descuento de las letras en caso de necesidad de convertirlas en efectivo (mientras obtenían una renta fija de los títulos) hizo que las letras de trabajo en general y las MEFO en particular deviniesen un eficaz mecanismo de pago con moneda alternativa sin efectos inflacionarios.
De todo esto Schacht colegía dos cosas muy importantes:
- Que no todo aumento de dinero ni ampliación de crédito genera necesariamente efectos inflacionarios si ello se produce con breve desfase entre medios de pago o títulos de crédito a corto plazo y aumento de la producción.
- Que la simple garantía confiable del Banco Central de proveer dinero a la Economía en la medida necesaria – en este caso vía emisión de letras de trabajo descontables en bancos – permitía usar esos títulos para financiar proyectos públicos productivos y permitía instaurar la confianza en los circuitos de pago del Mercado.
CONCLUSIONES.
De todo lo dicho hasta aquí puede intentarse extraer algunas enseñanzas generales – a modo de conclusiones personales – en relación a las letras de trabajo en general y a las MEFO en particular sobre la base de las ideas de Schacht y la experiencia alemana de la década del ´30:
a) En situaciones de emergencia y/o de necesidad económico-financiera es posible y conveniente utilizar letras de trabajo en sustitución de la emisión de moneda y de la expansión el crédito tradicional con el doble objeto de financiar inversiones públicas y evitar sus efectos inflacionarios.
b) El uso de estas letras como instrumentos financieros de corto plazo forma parte de un esquema transitorio y no permanente a los fines reactivar la Economía y generar Empleo; y son títulos independientes del Crédito o Deuda Pública directa.
c) La utilización de estos instrumentos es válida en la medida que se salvaguarde el valor de paridad con la moneda oficial: una cuasi-moneda o moneda paralela que sufra quita o licuación en su valor desvirtúa su naturaleza.
d) Las Letras de Trabajo son, en lo básico, una herramienta de Política Económica Dirigida, no un papel bursátil de Mercado o de especulación financiera, porque son una forma de financiamiento del Estado de circuito cerrado, esto es, que circulan dentro de determinados segmentos de la economía que las utilizan (como puede ser el caso de la construcción y/o de la energía o la minería de un país).
e) Las Letras pueden aplicarse indistintamente al financiamiento de inversiones civiles o militares pero, en uno u otro caso, su destino es financiar la inversión o la producción,
no el gasto público ni el consumo privado.
f) Las Letras de Trabajo – de las que las MEFO fueron un ejemplo operativo tipo – responden a una lógica del Dinero y del Crédito distinta de la filosofía monetaria predominante en el pensamiento económico actual.
g) Uno de los grandes aportes de las ideas de Schacht y su aplicación vía Letras MEFO es el despegue de la teoría del Ahorro como requisito previo para el financiamiento de la Inversión.
h) Las letras usadas como moneda paralela y descontables en bancos atenuaban el aumento de la base monetaria y derivaban el aumento de la velocidad de circulación a un instrumento paralelo al dinero oficial.
i) Los programas de Obras Públicas dirigidos por el Estado bajo financiamiento con letras que funcionaban como cuasi-moneda o dinero paralelo fueron una experiencia operativa precursora y práctica de la Política Económica que se desarrolló en gran escala durante la Alemania Nazi.
El economista norteamericano John Kenneth Galbraith observaba acertadamente que mientras Keynes escribía su famoso tratado sobre la Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero (1936) planteando sus recomendaciones sobre el rol del Estado en la realización de obras públicas para la reactivación económica y contra el paro, hacía dos años que el gobierno nazi ya estaba aplicando ese tipo de políticas.-
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