LOS CONSEJEROS

ECLESIÁSTICO Capítulo 37, 7-19
7	Todo consejero da consejos, pero hay quien aconseja en su interés propio.
8	No te fíes de los consejeros; mira antes qué necesitan, no te aconsejen en provecho suyo.
9	No sea que echen suertes sobre ti
10	y te digan: “Este es el buen camino,” quedándose enfrente para ver que te sucede.
11	No te aconsejes del que te mira con desprecio, y al que te envidia,  no descubras tus planes.
12	Ni te aconsejes con mujer sobre su rival, con cobarde acerca de la guerra,  ni de la compra con el vendedor, ni de la venta con el comprador, ni sobre la gratitud  con el envidioso,
13	ni de generosidad con el despiadado, ni de trabajo alguno con el perezoso,
14	ni del término de una obra con el empleado temporal, ni de un  gran trabajo con el siervo ocioso; no cuentes con éstos para ningún consejo.
15	Trata siempre, más bien, con un hombre piadoso, de quien sabes bien que guarda los mandamientos,
16	cuya alma es semejante a tu alma, pues si cayeres, se dolerá y sufrirá contigo.
17	Y mantén firme el consejo de tu corazón,  porque nadie es para ti más fiel que él.
18	Pues el alma del hombre puede a veces advertir esas cosas mejor que siete centinelas puestos en atalaya para vigilar.
19	Y por encima de todo esto suplica al Altísimo para que enderece tu camino en la verdad.