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domingo, 10 de noviembre de 2013

REFLEXIÓN SOBRE PLATÓN, SÓCRATES Y CARONDAS


REFLEXIÓN SOBRE PLATÓN, SÓCRATES Y CARONDAS




PLATÓN,  GORGIAS O DE LA RETÓRICA

(LO QUE SÓCRATES DIJO O LO QUE PLATÓN HACE DECIR A SÓCRATES)

PRIMER FRAGMENTO



SÓCRATES. ––
Veamos, pues, lo que realmente estamos diciendo respecto a la retórica, porque ni yo mismo puedo hacerme una idea clara de lo que debo decir.

Cuando en la ciudad se celebra una asamblea para elegir médicos o constructores de naves o cualquier otra clase de artesanos, ¿no es cierto que, en esa ocasión, el orador/político no deberá dar su opinión? Porque es evidente que en cada elección se debe preferir al más hábil en su oficio.

Tampoco el orador/político dará su consejo en la asamblea cuando se trate de la construcción de murallas o del establecimiento de puertos o arsenales, porque entonces lo darán los ingenieros/arquitectos.

Menos aún cuando se delibere sobre la elección de generales, sobre el orden de batalla contra los enemigos o sobre la conquista de algún puesto fortificado; en este caso serán los expertos en la guerra los que darán su consejo, y no los oradores/políticos.
(página 362, Obras Completas de Platón, Editorial Aguilar)



SEGUNDO FRAGMENTO

SÓCRATES. ––
Dicen los sabios, amigo Calicles, que la sociabilidad , la amistad, el buen orden, la prudencia y la justicia, mantienen unido cielo y tierra, dioses y hombres, y por esa razón llaman “cosmos” (orden) a todo todo ese conjunto, y no desorden ni desenfreno.

Pero me parece que, tú pese a tu sabiduría, no dedicas tu atención a estas cosas, sino que se te oculta que la igualdad geométrica desempeña un papel importante tanto entre los dioses como entre los hombres, y por descuidar la geometría, crees que debemos cultivar las prácticas propias de la ambición.
(página 399, Obras Completas de Platón, Editorial Aguilar)




TERCER FRAGMENTO




CALiCLES   . ––
Eres discutidor, Sócrates.

SÓCRATES. ––
Pues no te pregunto por afán de disputar, sino por verdadero deseo de saber de qué manera crees tú
que deben ejercerse la funciones de gobierno  entre nosotros.
 
¿Tal vez te ocuparás cuando llegues a los primeros puestos del gobierno de nuestra ciudad,
de algo que no sea procurar que los ciudadanos seamos lo mejor posible?

¿No hemos reconocido repetidas veces que este es el deber del político?

¿Lo hemos reconocido o no? Responde. Yo responderé por ti: lo hemos reconocido.

(página 404, Obras Completas de Platón, Editorial Aguilar)



CUARTO FRAGMENTO



SÓCRATES. ––
Yo por mi parte, amigo Calicles, convencido por estos relatos, me dedico a pensar
cómo me presentaré el juez con mi alma lo más sana posible.

No hago caso, en consecuencia, de los honores que persiguen la mayoría de los hombres;
busco la verdad, y de este modo procuraré vivir siendo lo mejor que pueda y morir en las
mismas circunstancias cuando llegue mi hora.

(página 411, Obras Completas de Platón, Editorial Aguilar)



Nota sobre la mentalidad de la época Helenista:

Carondas fue un legislador griego del siglo VI a. C. Era discípulo de Pitágoras y se inspiró en las leyes de Zaleuco de Locri para elaborar las leyes de las colonias calcídicas (es decir, fundadas por la ciudad griega de Calcis) en Sicilia y en Italia (Magna Grecia), entre ellas Catania, su ciudad natal siciliana, y Regio. Las escribió en verso, de manera que fuera posible cantarlas en los banquetes y así aprenderlas mejor, como cuentaHermipo en el sexto libro de su obra Sobre los legisladores.
Sus leyes, que se conocen a través de la Política de Aristóteles, Estobeo y otras fuentes, tenían un talante democrático, aunque él pertenecía a la nobleza. En ellas se deja notar un particular esfuerzo en redactar normas que protegieran la familia: en la cuestión de las sucesiones, ordenaba que las propiedades de los huérfanos las administraran los parientes del padre, pero el huérfano debía ser cuidado por los de la madre, y concedía a una heredera el derecho de tomar como marido a su pariente más próximo y, en caso de que se negara, debía dotarla con quinientas dracmas; también el costo de la educación de los hijos de todos los ciudadanos debía ser sufragado por el Estado y quitaba los derechos civiles al viudo con hijos que se casaba otra vez, protegiéndolos así de las madrastras. Igualmente prohibió a los ciudadanos ir armados a las asambleas del pueblo, estableció los tribunales populares e innovó con la creación de leyes contra la calumnia, los testigos falsos y el perjurio, a todos los cuales hacía sacar a la vergüenza paseándolos con una corona de tamarisco.

Según sus leyes, los comerciantes sólo podían vender mercancías en el mercado y todas las ventas debían hacerse al contado, obligación que también recogerá Platón en Las leyes.

En derecho penal sus castigos eran demasiado severos: entrar armado en la Asamblea valía la muerte, y el propio legislador, como cuenta Diodoro, se hizo sufrir a sí mismo tal castigo al transgredir involuntariamente la norma, suicidándose con su propia espada y sellando así sus leyes con su propia sangre.

A Carondas se le atribuye además la imposición de multas por delitos como resistirse a actuar como jurado, violar un hombre libre a una esclava, robo con fractura, incendio y estragos. Castigaba al desertor con la vergüenza de exhibirse ataviado de mujer tres días en el ágora.

Aristóteles tenía a Carondas como un legislador más preciso y claro que los de su propia época.


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