Etiquetas

TÉCNICA (470) ECONOMÍA (324) POLÍTICA (286) SOCIEDAD (257) BIOLOGÍA (256) TRANSCENDENCIA (237)

domingo, 26 de diciembre de 2010

Xavier Zubiri, fallecido en 1982, diserta sobre la Angustia

El filósofo español Xavier Zubiri, fallecido en 1982, diserta sobre la Angustia,
en texto escrito en la España de 1961, en su libro "Sobre el Sentimiento y la Volición" (Páginas 397 a 405)

LA ANGUSTIA
===========
La Angustia, como realidad, en su aspecto más externo es, si no un fenómeno social en sentido estricto, sí, por lo menos, un estado tan generalizado que puede figurar entre las características de nuestro mundo.
El coeficiente de inseguridad de la vida actual en sus propias estructuras sociales hace que la vida de todo hombre en su sociedad esté orlada de un carácter de provisionalidad que amenaza con disolver sus más elementales posibilidades.
Al fin y al cabo, la firmeza ha sido cuando menos uno de los móviles para dotar de estructura a la sociedad.

Pero no es sólo esto. Porque la inseguridad consecutiva a la provisionalidad no sería de suyo Angustia; podría llevar simplemente al infortunio o a la desesperación.
La Angustia se produce cuando a pesar de aquella inseguridad la sociedad arrebata, sin embargo, al individuo y le empuja a tener que vivir. Con lo cual lo inseguro quiere parecer seguro, aún sabiéndose incapaz de serlo.
Es una "imposición" de vida sin nada en que apoyarla en firmeza.
 ...
El futuro va cobrando una forma propia y peculiar: no es ya como "por-venir", sino algo que se "echa encima".
La futurición reviste aquí un carácter específico: es "opresión". Y al tornarse la inquietud en inseguridad creciente, la preocupación reviste una nueva cualidad: es "ansiedad". No es una agitación, una hiperactividad; todo lo contrario, es una larvada "paralización".
Esta sutil mixtura de inminencia, opresión, ansiedad, que nos deja paralizados ante el futuro inmediato, es característica de la Angustia.
En este respecto, como estado mental de la vidad espiritual, la Angustia descubre, o cuando menos, sitúa al angustiado en una situación peculiar: la "impotencia" (mero no-poder).
...

La verdadera y honda Angustia envuelve algo más: es sentirnos impotentes en el tener que vivir habiendo perdido el sentido de las posibiliddaes apropiadas por el hombre, habiendo perdido el sentido de su propia realidad: la Angustia es una primaria y radical desmoralización. Sin ella no pasaría de ser una tribulación.
Y no hay la menor duda de que la raíz honda de la Angustia contemporánea está en el vacio de posibilidades reales, en la profunda desmoralización del hombre actual. No es sólo la inseguridad, la opresión, la ansiedad, lo ineludible del tener que vivir; es todo esto pero con falta de asidero en el orden de la realidad en cuanto tal como posibilidad de mi vida.
...
La Angustia es el gran peligro del hombre actual. No es fuente de progreso; todo lo contrario.
Es en todos sus aspectos y dimensiones el paralizador de la vida.
De ahí que la agudeza y extensión del fenómeno de la Angustia humana sea uno de los más graves y sutiles males de nuestra época.
 ...
Y justamente es éste, tal vez, el último momento de la Angustia integral: su estricta insostenibilidad.
El angustiado más que ninguno vuelve los ojos hacia los demás. Como insostenible, la Angustia es una negación de sí mismo: nos remite a la realidad en la que estamos angustiados, incluso cuando el hombre la acepta complacido.
Por eso la angustia no es sólo un estado; es también ya un problerma, si se quiere un problema como estado.
Como tal, la insostenibilidad de la Angustia, esto es, la Angustia es ya ella en sí misma la marcha incoada hacia la solución del problema. Sólo la marcha, la solución está muy lejos.
...
De ahí que la solución de la Angustia como problema implica todos los factores que juegan en la estructura tendencial psicobiológica del hombre.  Una regulación por higiene, no sólo física sino también fisiológica; no pueden despreciarse los tratamientos bioquímicos en ningún problema que afecta hondamente a la realidad humana. Una regulación también psicológica, en forma de psicoterapia o de otras. Una higiene además de la vida personal.
El hombre actual huye de sí mismo y para lograrlo, queriéndolo o sin quererlo, o incluso tal vez queriendo todo lo contrario, ha cultivado un regimen de aturdimiento. La radio, la televisión, el cine, el tocadiscos, al margen de su utilidad en todos los ordenes, han pasado a convertirse en instrumentos de aturdimiento.
El hombre de hoy necesita entre otras cosas la higiene de la tranquilidad.
Parece que el hombre actual se halla en tal forma disparado hacia el futuro que carece de tiempo y de holgura para saber donde tiene apoyado sus pies; no tiene satisfacciones sino perpetuos proyectos en que se devora a sí mismo.

El futurismo reacciona sobre el presente disolviéndolo en Angustia. El hombre necesita además un mínimo de estabilidad social, jurídica y nacional. Pero esto no lo es todo.
El hombre necesita ir reconquistando el sentido de la realidad, esto es, recobrar intimamente su moralización.
Y esto no se logrará sin la reconquista de convicciones morales profundas.
Ello no eliminará el aspecto aflictivo de la Angustia; pero el mero hecho de darle sentido la redimirá de tribulaciones, e impedirá que la Angustia nos disuelva.
¿Y cómo desconocer que la raíz última de la estabilidad es nuestra vinculación a la ultimidad de lo real como posibilidad de nuestra vida, esto es, lo que hace mucho tiempo llamé "religación"? La religación lleva a la religión como la moralización lleva a la ética.
En el sombrío cuadro de la Angustia actual hay destellos de desangustización; no proceden de un frívolo optimismo, sino que son síntomas auténticos de recuperación. no puede negarse que por bajo de la inquietud actual, el hombre va sintiendo una saludable fatiga que le empuja a estar cada vez más en sí mismo, no en un sí mismo monacal, sino en el sí mismo de los suyos. No puede negarse tampoco que a través de tantas alteraciones sociales va adoptando figura cada vez más estable un régimen de mínima seguridad económica.
No puede negarse finalmente que bajo las crisis externas de muchas estructuras religiosas -me refiero al catolicismo- asistimos a una renovación de vidas vividas en profundidad católica, calladas casi siempre, pero a veces más eficaces por su silencio.
Y ¿por qué no decirlo?, en última instancia uno de los tristes fundamentos de esperanza es justo la índole inestable de la Angustia misma. Tal vez habrá que apurar más la experiencia. Y llegado el hombre al límite de la Angustia despertará un día como de un sueño, y comenzará a ver que en su Angustia misma no ha hecho sino estar en la realidad y en Dios.
La Angustia última sería tal vez el primer estadio de la recuperación.
Sólo Dios sabe lo que en su providencia ha establecido y lo que en ella ha permitido.

No hay comentarios: