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jueves, 7 de julio de 2011

La estación del AVE de Requena costó 12 millones y la usan 50 viajeros al día

Enmedio de las viñas, en un paraje inhóspito y a un kilómetro del municipio más próximo, Requena, se levanta una estación del AVE inmaculada, como si todavía no se hubiera estrenado, seis meses después de su inauguración. Desde la ventanilla del tren, decenas de viajeros que se dirigen a Madrid, o a Valencia, observan el andén normalmente vacío, sin nadie que espere a los que llegan, porque poca gente baja en esta estación, que costó 12,4 millones de euros.
Según fuentes de Renfe, la parada del AVE en el primer mes de funcionamiento tuvo entre 40 y 50 pasajeros. Los datos de los primeros seis meses «se acercan mucho a estas cifras», dicen estas fuentes, que todavía no han dado datos oficiales sobre el tráfico de viajeros de esta estación y sí del resto de la línea, que supera el millón de usuarios.
Mientras, los vecinos se muestran muy decepcionados por la nula repercusión que ha tenido en la economía de la población y, sobre todo, muestran su malestar quienes regentan restaurantes u hoteles, y que esperaban algo más de las nuevas infraestructuras. Antonio García, que fue presidente de la Ruta del Vino hasta el mes de enero, es propietario de uno de los hoteles de la localidad, Doña Anita. «No sé cómo se proyectó una estación sin plan de viabilidad. Esto es un auténtico desastre», dice este hostelero, que llega a asegurar que incluso «nos ha perjudicado, más que beneficiarnos». Y lo justifica cuando dice que los pocos madrileños que trabajan en las bodegas de la comarca ahora no se quedan a dormir, sino que prefieren marcharse cada día. García asegura, por ejemplo, que le han cancelado cinco habitaciones para pasar una semana en el municipio porque «no hay coches de alquiler. No hay servicios que ofrecer a los viajeros que llegan a un kilómetro de la estación».
Quizás ya adelantaba lo que iba a ser esta infraestructura, que se une a otras de la red de líneas de alta velocidad del AVE que no tienen prácticamente uso, el hecho de que nadie se interesó por quedarse el servicio de bar de la estación. La licitación quedó desierta. «El bar está cerrado. ¿Quién iba a querer quedarse en unas instalaciones que no utiliza nadie?», asegura el gerente del hotel, opinión unánime entre los vecinos de la zona. Un empleado del Mesón del Vino, un local ubicado en el centro del municipio, asegura que la llegada del AVE «no se ha notado nada. Aquí servimos a los mismos clientes», aseguran.
Además de la lejanía, los hosteleros apuntan a que no se pensó en una estación que tuviera buenos accesos. «En el Plan General nunca se ha planteado una carretera de acceso hasta la estación, y eso ayuda a la falta de pasajeros», dicen.
Eso, y el precio del billete. «Quien quiere ir hasta Valencia lo hace en el tren de cercanías, algunos más van a Madrid», añade Rafael, un vecino de Requena. Llegar a esta localidad desde Valencia cuesta, en tarifa normal, 24,5 euros por trayecto, prohibitivo para quien va y viene todos los días por trabajo.
Antonio García apunta, ya en broma, que podrían celebrar «una romería hasta la estación, en vez de hacerla a la Virgen del Remedio. Puede que así venían más turistas».

La escasa afluencia a la estación del AVE de Requena recuerda al fracaso de la línea entre Toledo, Albacete y Cuenca, que utilizaban cada día unos 16 pasajeros de media. Se suspendió el servicio que costaba 18.000 euros al día en mantenimiento.
De momento, Renfe no se plantea suprimir alguna de las ocho paradas que realiza en uno u otro sentido la línea que une Madrid y Valencia. Los viajeros ya están acostumbrados a perder los dos minutos de rigor para que poca gente saque provecho de esta parada que, además de costar más de 12 millones de euros, generó muchas expectativas entre los ciudadanos de la zona. «El problema es que si los trenes no paran, ¿qué van a hacer con la estación? Es una lástima», dice Joaquina, otra vecina de Requena.

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