En la calma de la memoria y sobretodo cuando cierro fuertemente los ojos,
en el momento que quiero,
veo los rostros de muchas bellas personas que he conocido en la vida y
de algunas de las cuales fui amigo, entonces me vienen los recuerdos,
uno trás otro, cada vez más hermosos.
Y me parece que fue ayer cuando hable con toda aquella gente.
Aún siento el calor de las manos que estreché.
Todos están en mi recuerdo;
pero no me pondré a llorar, aunque las lágrimas, según dice Juvenal,
representan la parte más hermosa de nuestros sentidos.
Poema de Eduardo Aute
Padre, Me hubiese gustado despedirte con un canto, medio adiós y medio llanto,
respetuoso con tu yacer magnífico y sereno, un canto fructuoso y pleno.
Padre, hoy me acuesto hundido en tus recuerdos,
hundido hasta el cerebro en tu presencia impalpable, pero diáfana y sutil.
Padre, hoy daría lo que fuese porque mi mano y mi mente
sean capaces de sentir lo que una escribe y escribir lo que otra siente.
Y atesorar tus palabras y tus gestos y tu amor
y guardar sin desperdicios tus facetas prohibidas, tu otro yo, tu otra vida.
Y así, padre, cuando dobles esa esquina del futuro,
en lugar de este vacío, te encuentres a mi mano y a mi mente, prudentes
Poema "Invicto" de William Ernest Henley
Desde la noche que sobre mi se cierne, negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses, si existen, por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino mi cabeza ensangrentada sigue erguida
Más allá de este lugar de lágrimas e ira yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el dueño de mi destino; soy el capitán de mi alma.
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