El próximo día 11 siéntense delante de un ordenador, abran varias pestañas del navegador que utilicen y conéctense con varios sitios de noticias, sobre todo de economía; abran también su mail y manténganlo preparado. El día 11 es el día en el que se van a aprobar (presumiblemente) las propuestas que realizó Alemania a cambio de poner más pasta encima de la mesa para ayudas y socorros, una vez suavizada por el hacedor de acuerdos: Mr. Van Rompuy.
Lo que propuso Frau Merkel era tan tremendamente duro que cualquier otra cosa que se aprueba será light, sobre todo si se deja lo suficientemente abierto como para que sea objeto de interpretación a fin de interpretar lo convenga que sea interpretado. Y, ¿qué será lo que quedará?. Pues pienso que un mix de recortes, austeridad, ahorro forzoso, empobrecimiento, vendido todo ello como imprescindibles a fin de avanzar hacia una difusa mejora en el largo plazo.
La cumbre del día 11 tiene lugar en unos momentos en los que cada vez más voces dudan de que la recuperación vaya a ser posible tal y como se dijo que iba a serlo (doy por supuesto que la Historia podrá en negro sobre blanco que tal recuperación era imposible: un turbo funciona cuando hay que quemar, cuando no lo hay …
El Pacto por la Competitividad que se aprobará el día 11 va a abrir la puerta a lo único que ahora es posible: el retraimiento, la contracción, el salvar los pocos muebles que quedan, y para ello se va a recortar, se va a prescindir, se va a limitar, lo que se crea que es necesario, lo que supondrá retroceso, empeoramiento, y empobrecimiento de la inmensa mayoría.
¿Podrían hacerse las cosas de otra manera?. Quiero pensar que sí, pero en mi fuero interno sé que no: en cada momento la evolución de las cosas lleva a que esas cosas sean de una manera, y ahora toca esta. Y como en el fondo, cuando llegan las duras, el pueblo siempre está ahí ... No lo olviden: el día 11.
No hay comentarios:
Publicar un comentario